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Sobre el perdón

 Dicen que el perdón nos hace libres. Consigue dejar ir esa pesada carga entre los hombros que nos impide respirar o dormir. Incluso, hay quienes van más allá y sugieren que el perdón es un acto de generosidad. A todos ellos, me gustaría decirles que no es cierto. El perdón no es algo que pueda ser entregado como un regalo, envuelto en papel brillante bajo el árbol de navidad. No surge de una "consciencia emocionalmente superior" ni es un acto de bondad. El perdón puede un acto de sanación hacia uno mismo como también hacia las otras personas. Pero no tiene por qué serlo. Perdonar a aquellas personas que nos han herido tan profundo que se han clavado en el alma; es tan difícil como asumir la muerte de un ser querido. Y en ocasiones, metafóricamente o no, estas van de la mano. Hay cosas en la vida, cosas que ocurren por casualidad y son fruto del simple azar,  que nos hieren de una manera que no se puede perdonar. Tampoco podemos dejar ir ese sentimiento de ira que nos corroe,